En un desierto árido donde no existe la vegetación habita una comunidad primigenia abastecida por niños que dedican sus días a traer garrafas de agua de un lejano pozo. Los adultos han quedado ciegos por los rayos del sol que inciden con fuerza cada día. Emuná nunca encajó muy bien en el grupo. Nació diferente al resto, sin dedo pulgar. Solo Yoome, su mejor amiga, la comprende y comparte una relación muy estrecha y especial con la pequeña.
Un día, Emuná despierta con un pequeño tallo junto a su índice. El tallo crece y se va transformando conforme avanzan los días. Taima, líder del grupo de niños, convierte a la pequeña en el blanco de todas las burlas. La pequeña se aísla acercándose solo a Yoome. El padre de Emuná no acepta la actitud de su hija y se avergüenza de sus diferencias. Ahora el tallo son pequeñas ramas con hojas difíciles de esconder. Nashua, la madre de la pequeña, nota las ramas de su mano, trata de taparlas frente a Semlek que las descubre expulsando a su hija de la comunidad. Emuná deambula por el desierto mientras su rama crece con fuerza. Una gran tormenta de arena la embiste. Se va desvaneciendo mientras se convierte en un pequeño árbol que termina por absorber a Emuná.
En una comunidad donde lo diferente asusta, nueva vida aparece de la noche a la mañana. El pozo ya no es el mismo, un pequeño árbol provee de sombra a su costado. Toda la comunidad observa esta nueva especie. Prueban de su sombra, Yoome siente una conexión especial y se da cuenta de lo que esconde. Una nueva forma de vida se abre ante esta comunidad que marcará la evolución de la humanidad.
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